Unos 40 millones de chinos siguen en las noches del sábado Entrevista antes de la ejecución, uno de los más populares programas de la televisión de su país. Presentado por la periodista Ding Yu, siempre bien maquillada y con un pañuelo de seda al cuello, ese talk show consiste exactamente en lo que anuncia: conversaciones con condenados a muerte en los días, las horas e incluso los minutos previos a que sean ejecutados.
BBC Two emitirá el próximo martes, 12 de marzo, el documental que ha realizado sobre este programa. El anuncio de este nuevo producto periodístico de la cadena de radiotelevisión pública británica ha sido suficiente para que la prensa internacional dirija una mirada –atónita como mínimo- a la emisión que conduce Ding Yu y que triunfa en las pequeñas pantallas chinas desde hace cinco años
Una de las historias más completas al respecto es la publicada hoy por el Daily Mail. El tabloide británico señala que el atractivo para el telespectador chino de Entrevista antes de la ejecución es que le permite contemplar cual si fuera un “voyeur” a “prisioneros que confiesan sus crímenes y suplican perdón antes de ser conducidos por sus verdugos al patíbulo”.
Con las manos esposadas, los pies encadenados y vigilados por guardias, los condenados comparecen ante una Ding que rompe el hielo con preguntas sobre sus canciones o películas favoritas antes de recordarles con todo lujo de detalles los crímenes que les han conducido al corredor de la muerte. Por supuesto, Ding busca el momentazo televisivo: una postrera confesión, la expresión más dramática posible del remordimiento y la solicitud de perdón. Y suele conseguirlo.
En ocasiones, las cámaras graban al condenado pronunciando sus últimas palabras, antes de ser conducido frente al pelotón de fusilamiento o la inyección letal.
El programa siempre ha sido altamente recomendado por las autoridades del gobernante Partido Comunista chino como un instrumento de prevención de la delincuencia violenta. Sin embargo, la noticia de que BBC se apresta a emitir su documental sobre Entrevista antes de la ejecución les provoca cierta inquietud. Temen que contribuya a deteriorar su imagen internacional.
China es el país con el mayor número de ejecuciones: unas 2.000 al año. Aunque algunas de esas ejecuciones son por razones políticas, la más de 250 emisiones de Entrevista antes de la ejecución han evitado cuidadosamente abordarlas, optando por centrarse en delitos comunes clásicos: asesinatos motivados por la pasión o el dinero. Uno de los casos que atrajo más audiencia fue el de Bao Rongting, un homosexual condenado por matar a su madre. Sirvió para la propaganda contra la homosexualidad del régimen totalitario chino. En otra ocasión, una mujer llamada Wu Yan Yan contó que había matado a su marido porque le maltrataba.
En Estados Unidos, otro país que, para su vergüenza, aplica la pena de muerte con aplauso popular, entrevisté en 1997 a un español, Joaquín José Martínez, que vivía en el corredor de la muerte de la prisión de Starke (Florida). Había tenido un primer juicio injusto y en el segundo fue declarado inocente (la entrevista se produjo entre uno y otro). A Martínez me lo trajeron a una celda con un mono naranja y grilletes en las manos y los pies. Mientras conversábamos, la luz eléctrica se apagó porque estaban ensayando (para una ejecución inminente relacionada con otro caso) la silla eléctrica del lugar, popularmente conocida como Old Sparsky.
En el periodismo, la literatura y el cine negros de Estados Unidos, la última entrevista al condenado es todo un clásico. Recordaré aquí una novela en la que esa entrevista final se convierte en una de las claves del suspense: la muy recomendable True crime, de Andrew Klavan (1997). A partir de ella, Clint Eastwood haría dos años después una película homónima. Ya entonces, periodistas como el protagonista de las obras de Klavan y Eastwood eran una especie en vías de extinción.
Pero el buen periodismo seguirá vivo mientras exista, entre otros, la BBC. Así anuncia la cadena británica su trabajo sobreEntrevista antes de la ejecución del próximo martes: “Este documental revela una parte de China habitualmente oculta al mundo”.
Fuente: blogs.elpais.com
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