La llegada de los humanos a Australia supuso un antes y un después en la vida de los grandes vertebrados. Estos animales sufrieron un declive a lo largo de 2.000 a 3.000 años, y se extinguieron debido a la persecución realizada por los humanos.
“Estos grandes animales pudieron haber sido muy susceptibles a los efectos de la caza, porque se reproducían muy lentamente y necesitaban mucho tiempo para crecer y tener crías”, asegura a SINC Christopher Johnson, uno de los autores del estudio e investigador en la Escuela de Zoología de la Universidad de Tasmania (Australia).
Según el estudio, que se publica esta semana en Science, incluso bajos niveles de caza hubieran impedido a las poblaciones de estas especies recuperarse. Los investigadores se basaron en el estudio de los restos de esporas de Sporormiella, un hongo que crecía en el estiércol de los herbívoros que desapareció hace unos 41.000 años, para confirmar que el declive de los animales empezó con la caza.
Hasta ahora, los científicos pensaban que la megafauna se extinguió por un cambio climático, por los incendios y la fragmentación del hábitat provocados por la llegada de los humanos, o por la caza.
El análisis de Sporormiella demuestra que “la megafauna no se vio muy afectada por los cambios climáticos anteriores a la llegada de los humanos, y no hubo un cambio climático significativo en el momento en el que se extinguieron”, apunta Johnson quien descarta la hipótesis del cambio climático.
Con la llegada de los humanos hubo un aumento de los incendios y un cambio en la vegetación. Sin embargo, según el investigador, estos eventos sucedieron después del declive de los animales, por lo que “no pudieron causarlo”. “La caza es entonces la explicación más plausible”, confirma Johnson.
Cambios ecológicos tras la extinción
La desaparición de marsupiales gigantes y otros grandes animales conllevó consecuencias “dramáticas”. Gracias al análisis de restos de polen y carbón vegetal, los autores detectaron en el momento de la extinción una transición de la selva mixta a una disminución de la vegetación y un aumento de la actividad de los incendios.
“La selva empezó a desaparecer y fue sustituida por bosques de eucaliptos, que ahora están muy expandidos por Australia”, concreta el investigador. Los cambios ecológicos ocurrieron probablemente por la combinación de la reacción de la vegetación (ya que hasta ese momento los grandes animales habían controlado la estructura y composición de las comunidades de plantas) y el aumento de los incendios debido al material vegetal seco que se acumuló tras la desaparición.
Fuente:elmercuriodigital.net
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