Tal y como siempre soñó el hombre, con alas en sus brazos, unos ingenieros holandeses lo han conseguido.
Un ingeniero holandés hace realidad el sueño de volar como un pájaro con unas alas impulsadas por su fuerza muscular
“Recuerdo que una vez, siendo niño, se posó un halcón cerca de mí, abriéndome la boca, me acariciaba una y otra vez con sus plumas como profecía de que yo iba a hablar de alas durante toda mi vida”. Leonardo da Vinci
Jarno Smeets , un ingeniero mecánico de los Países Bajos fascinado por las nuevas tecnologías, la robótica, la aerodinámica en general también ha perseguido ese sueño. Y lo ha hecho realidad, al convertirse en el primer hombre en la historia que ha realizado con un éxito un vuelo con unas alas de construcción propia inspiradas en el movimiento y la estructura de la verdaderas alas de las aves.
Hasta ahora la gente había asumido que era imposible volar con alas de pájaro con la fuerza muscular humana, pero Smeets diseñó su propio sistema para resolver este problema con dos controladores de movimiento de la Wii, los acelerómetros de un teléfono inteligente HTC Wildfire S y unos pequeños motores TURNIGY para kits de robótica.
Este mecanismo combinado le ha permitido crear un sistema que amplifica la potencia de sus músculos para mover unas alas de 17 metros cuadrados, mientras a la vez puede mover los brazos libremente sin ningún riesgo de rompérselos.
La envergadura de las alas es de 7 metros, los mínimo suficiente para elevar con éxito los 90 kg. de peso de Jarno, y el sistema es un concepto háptico inalámbrico construido a partir de una cometa y los mástiles de carbono de una vela de windsurf; de hecho, las alas son como dos velas de windsurf en posición horizontal que van asidas al mecanismo de aleteo que lleva con un arnés en su espalda.
El mando de la Wii se comunica con el smartphone mediante Bluetooth para hacer una doble medición de ritmos, para que el ala artificial reproduzca el adecuado movimiento de rotación, velocidad e impulso de las alas de un pájaro real, que a su vez Jarno reproduce moviendo sus brazos a escala más pequeña.
Ya hace más de 500 años que Leonardo da Vinci pensaba que para hacer volar a un hombre tenía que construir un artefacto que imitara el vuelo de un ave e inyectara la fuerza que faltaba para que el aparato mantuviera el equilibrio. Planteó que el vuelo del ave era como una ecuación matemática y que los humanos, con nuestra inteligencia, podríamos resolver el problema de volar de la misma manera algún día.
Quizá ese día ya ha llegado.
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