danielorbis

domingo, 4 de marzo de 2012

El bello espectáculo del glaciar a punto de romperse

El show de hielo ya empezó. Sin prisa pero sin pausa el glaciar Perito Moreno camina hacia su impredecible y bello final. Nadie puede precisar qué día se desmoronará el puente de hielo, momento cúlmine de la ruptura, pero el proceso ya está en marcha y no se detendrá.

Desde que el miércoles se registraran las primeras filtraciones hasta ayer el paisaje del frente del glaciar ha ido cambiando constantemente. El dique de hielo fue vencido por la fuerza del agua del Brazo Rico y anoche la cueva de hielo era la postal más buscada del glaciar.
Los seracs -así se llaman las enormes paredes de hielo que se elevan al frente del glaciar- alcanzan los 70 metros de altura y cada vez que una de esas catedrales se desmoronan el grito y los suspiros se mezclan en las pasarelas.
.”Nos decían que aún faltaba mucho para la ruptura, no esperábamos encontrarnos con esta belleza”, contó sorprendida María Pía Percaz, de 64 años, que llegó desde el Albaicín, típico barrio de Granada, España, con su hermana y su cuñado. “Estamos celebrando nuestro retiro”, dijo sonriente y feliz.
Mañana, pasado, el martes? todos lanzan pronósticos. Para Horacio Svetaz, un histórico guía de turismo del parque, “el glaciar podría romper el lunes”. Ayer, a través del túnel de hielo, el agua fluía sin cesar. Sin embargo, según los datos oficiales, la diferencia de seis metros entre los dos espejos de agua sólo había descendido 50 centímetros.
La lluvia fue constante y helada durante la mañana. Las bandejas de sushi se mezclaban con los termos de mate, mientras los idiomas y los acentos se unían en exclamaciones comunes de admiración y respeto frente a las pasarelas, aún no muy colmadas de gente. Para hoy se espera que las visitas se dupliquen.
Según los registros de Parques Nacionales ayer hasta las 6 de la tarde habían ingresado 1460 personas, en su mayoría turistas que ya tenían su viaje programado con anticipación y la ruptura los sorprendió. Tal fue el caso de María y Oscar Percaz y sus hijos, que llegaron desde Guardia Mitre, el pueblo del vino patero rionegrino. “Bajamos por la ruta 40, salimos hace 12 días y era nuestro sueño llegar hasta aquí”, comentó María, mientras su esposo no paraba de conversar.
Las paredes se caen, algunos desprendimientos son más inolvidables que otros, pero el ritmo es constante. Con un rugido, el glaciar despide su cuerpo sólido que se desvanece en el agua.

A las 2 de la tarde, un se rac cayó y durante varios minutos bloqueó el puente. Luego, la lluvia paró y el sol llegó para quedarse hasta el final del día. En algunas ocasiones, el puente quedó formado sin desplomarse; ésa era una de las posibilidades que se barajaban ayer sobre el glaciar, que en sus orígenes fue bautizado como Vicente Vidal Ormaz por el capitán inglés Rogers, quien lo descubrió en 1879. Sin embargo, las primeras observaciones datan de 1899, hechas por el austríaco Hauthal, quien le dio el nombre del canciller alemán Otto Bismarck. Ambos nombres convivieron hasta que fue bautizado en homenaje al perito Francisco Pascasio Moreno.
La enormidad de las paredes crean la fantasía de la cercanía. Sin embargo, unas cuatro cuadras en línea recta separan las paredes de hielo con las pasarelas. Las primeras observaciones de 1899 lo ubicaban alejado a 800 metros de la costa. Recién en la segunda década del siglo XX se empezó a acercar y achicó la distancia. “Fue en 1917 que se registró la primera ruptura y, a partir de ahí, se lo considera un glaciar en equilibrio con variaciones estacionales de tamaño”, completó Luciano Bernacchi, director de Glaciarium Museo del Hielo, que ayer no dejaba de brindar datos y detalles desde las pasarelas. Es que ayer el espectáculo aquí es a cielo abierto.

Fukente: aimdigital.com.ar

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