El dispositivo 'Tiangong-1' orbitará durante dos años y con él se construirá una estación espacial para conquistar el cosmos
A las 21.16 horas de anoche, China contuvo el aliento. El último minuto de la cuenta atrás, retransmitida en directo por televisión, fue seguido con la solemnidad de los grandes eventos de Estado. El cohete 'Tiangong-1', literalmente Palacio del Cielo, alzó el vuelo y alcanzó su órbita -a unos 350 kilómetros de la superficie- tal y como estaba previsto. Con él viaja al espacio el megalómano plan que pretende construir, para 2022 como muy tarde, una pequeña estación espacial de 66 toneladas -la Estación Espacial Internacional (ISS) supera las 450-, el primer paso en la conquista china del cosmos.
El cohete transporta un pequeño módulo experimental de 8,5 toneladas que orbitará durante dos años antes de que se le unan los otros dos que darán forma a la futura estación, cuyo uso será únicamente científico. Aunque muchos recuerdan que China está ahora en su carrera espacial en un punto similar al de Estados Unidos en la década de 1960, el éxito del 'Tiangong-1' supone un paso de gigante para un país que sólo hace tres años puso a uno de sus 'taikonautas' a dar un paseo por el espacio.
Y el Gobierno está determinado a tomar la delantera. En 2007 lanzó el satélite 'Chang-e 1', que estuvo recopilando datos sobre la Luna durante dos años. Fue la avanzadilla de lo que llegará pronto. Pekín planea enviar robots a nuestro satélite en 2017, y que antes de 2025 uno de sus astronautas plante allí la enseña de las cinco estrellas amarillas sobre fondo rojo junto a la de Neil Armstrong. Un lustro más tarde, en 2030, China podría convertirse en la primera potencia económica mundial, y sus dirigentes han debido de pensar que nada mejor que celebrarlo poniendo la primera piedra de una base permanente en la Luna. Pero el objetivo a largo plazo es todavía más ambicioso: Marte.
Fuente: diariosur.es
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