Proliferan en la Red los vídeos con jóvenes jugándose la vida en una gracieta: saltando al agua desde acantilados y presas, picándose en carreras clandestinas y la moda más reciente, la de deslizarse con un monopatín por el lateral de un puente
1. El último vídeo que ha llegado a la Red y que refleja temerarias prácticas de jóvenes que después se llevan al portal YouTube como demostración de la «épica proeza» realizada nos lleva a Valencia. Concretamente, al Puente de la Peineta obra del arquitecto Santiago Calatrava y que, aunque fue grabado el pasado mes de junio, ha desatado una auténtica guerra local sobre qué medida sería la aconsejable para evitar que jóvenes, con nocturnidad y monopatín en ristre, escalen los 15 metros de altura que tiene la construcción y se deslicen por el arco lateral, descendiendo con gran riesgo para su integridad física. Cierto es que en esta modalidad de«parkour» o «deporte urbano», como se conoce fuera de nuestras fronteras -donde proliferan las grabaciones de todo tipo de peripecias sobre el mobiliario de las ciudades-, solo ellos se ponen en peligro, pero los vecinos en Valencia que filmaron estas imágenes lo hicieron para difundirlas en internet y que la gente comprobase la peligrosidad de esta práctica. En este caso concreto, se vienen observando «desafíos» similares desde el año 2007, aunque no se ha dado con la solución idónea para que remitan estas aventuras donde se juegan, literalmente, la vida.
Jóvenes valencianos arriesgan su vida cruzando el puente de la Peineta en monopatín o a la carrera
2. Este verano, la modalidad del «balconing» amplió nuestro imaginario colectivo y nuestro vocabulario importado del mundo sajón. En este caso, el foco se dirigió a Baleares, donde adolescentes y adultos, nacionales o foráneos, se lanzaban desde el balcón de los hoteles y apartamentos en los que se alojaban, pista directa a la piscina del establecimiento.
En pocas semanas, crecieron como hongos en YouTube los vídeos grabados con el móvil de los compañeros para certificar que su amigo se lanzaba desde el sexto piso del hotel y caía directo al agua, donde la imagen siguiente chapoteando notificaba que había salido ileso de la gamberrada. No obstante, para seis jóvenes, el pasado verano, el «balconing» o tirarse desde un balcón fue una práctica mortal. Puedes ver el vídeo de algunos jóvenes haciendo «balconing»
3. En Madrid y otras metrópolis con suburbano, el «parkour» se desplazó hasta la misma boca de metro, como en este vídeo donde un joven comete la temeridad de saltar más de tres metros de un lado a otro de la boca de metro y a punto está de caerse a las escaleras de bajada al metro. Grabó el vídeo una ciudadana atónita por lo que estaba viendo y lo colgó en la Red.
4. Pero estos saltos de gato de «parkour» o lo que fuera de España se extiende como la pólvora bajo el llamativo nombre de «metro jumping» puede ser todavía más arriesgado porque lo que se salta en esta segunda modalidad no son los extremos de la boca de un metro sino las propias vías del suburbano.
5. Como en Valencia o Baleares, en Galicia y Asturias también los puntos de altura sobre el mar han sido y siguen siendo objeto de gran «atracción» para quienes se juegan la vida con un salto. Tirarse desde el Puente que conecta Vigo con la Isla de Toralla va por «rachas» y vuelve a verse después de la polémica vecinal que surgió hace varios años cuando los residentes comenzaron a observar cómo experimentaban los jóvenes y turistas tirándose a la ría. Dejan las chanclas y la toalla junto a la carretera donde pasan veloces los coches y se hacen apuestas, se instigan a lanzarse cogiendo carrerilla para no ser «unos gallinas» y se azuzan con frases como «no tienes huevos».
Más vídeos sobre cómo se lanzan desde el acceso a la Isla de Toralla aquí. Salto desde el Puente de Toralla 2009
6. Esta afición sobre puentes y atalayas diversas sobre el agua tiene vertientes que suman grados de riesgo al sumar metros de altura. Se tiran desde acantilados (como en este vídeo, grabado por unos amigos de quienes saltan en La Isla, en el municipio asturiano de Colunga)...
7. ...y desde presas, donde se encaraman agazapados sobre un ínfimo mirador de cemento adentrándose hasta el punto que consideran menos temible. Basta pasearse brevemente por YouTube para encontrar un arsenal de vídeos grabados en la presa del municipio de Bierge, en Huesca, con todo tipo de protagonistas, individuales o colectivos.
Puedes ver un salto en grupo aquí. Salto Bierges
8. Y arribamos a los que lamentablemente ya se han convertido en clásicos de YouTube. En 2008 la Brigada de Investigación Tecnológica de la Policía Nacional se topó con decenas de cientos de vídeos que relataban en directo carreras clandestinas de coches, motos y ambos vehículos a la vez. En las llamadas «pikas» se suceden carreras de coches que van en paralelo, poniendo en peligro sus vidas y las de los demás conductores, en vías urbanas, en polígonos industriales, en accesos perdidos en carreteras de montaña, con rectas de gran longitud o con muchas curvas. La adrenalina que les proporciona pisar a fondo el acelerador, hacer trompos o ganarle la apuesta al contrincante no tiene «rival» en esta clase de grabaciones caseras.
En este caso, el pique tuvo un penoso resultado. carrera ilegal - lo que pasa
9. Según la reforma del Código Penal en materia de Tráfico y Seguridad Vial, la conducción imprudente y temeraria en carreteras o vías abiertas al tráfico se tipifica como delito, con delitos de cárcel que pueden oscilar entre seis meses y cinco años (este último en caso de conducción suicida) y privación del derecho a conducir el vehículo de uno a diez años, dependiendo de los casos.
Esto es lo que le sucedió a un joven de 22 años en la carretera que une Sant Cugat del Vallés y Barcelona, en la Arrabassada, castigado con un año de prisión y tres años de retirada del cárne por conducción imprudente con su «quad». Según declaró el joven en el juicio, no sabía que sus amigos le estaban grabando, pero el delito lo cometió él. Por el momento, quienes graban estas prácticas no son penados(sí lo han sido para algunos jueces, en el caso de grabar agresiones o vejaciones).
Esto es lo que le sucedió a un joven de 22 años en la carretera que une Sant Cugat del Vallés y Barcelona, en la Arrabassada, castigado con un año de prisión y tres años de retirada del cárne por conducción imprudente con su «quad». Según declaró el joven en el juicio, no sabía que sus amigos le estaban grabando, pero el delito lo cometió él. Por el momento, quienes graban estas prácticas no son penados(sí lo han sido para algunos jueces, en el caso de grabar agresiones o vejaciones).
Y más clásicos: grabarse uno mismo rebasando los límites legales de velocidad, con el único dato para el «rastreo» policial del cuentakilómetros, que en el vídeo que mostramos de un motociclista supera los 210 kilómetros por hora. No es, ni de largo, el que apura más.
10. Las exhibiciones con derrapes y con riesgo extremo para la integridad de quienes circulan por los carriles que invaden los protagonistas de otros vídeos están a la orden del día.
La afición ha llegado hasta el punto de que dentro y fuera de nuestro país han surgido ya grupos de motociclistas que se colocan una cámara en el carenado de la moto para grabarse haciendo mil y una figuras sobre las dos ruedas. Es muy conocido el extranjero SBF Moteros Extremos, fundado en el año 2006 y que cuelga sus «virguerías» o, en nuestro país, en la misma carretera catalana de la Arrabassada, han creado el grupo www.arrabassada.com. Puedes observar solo una parte de sus peripecias en el siguiente vídeo.
Fuente: abc.es
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