Los hay frailes, monjas, damas de blanco. Algunos manifiestan sentido del humor y otros malas pulgas. Unos cuidan su apariencia y muchos ni siquiera poseen cuerpo. Pero todos tienen algo en común: su predilección por las bibliotecas.
La relación de bibliotecas que aseguran poseer fantasmas es extensa y abarca todos los continentes.
Bibliotecarios, archiveros, compiladores de folclor y narradores se han dedicado a documentar historias y leyendas que en muchos casos ya forman parte de las tradiciones locales.
Uno de los fantasmas más coloridos es el Espectro Azul que desde el siglo XVII mora en la biblioteca del Castillo de Arundel, en Inglaterra.
Él se suma a una lista que incluye la Dama de Blanco de la Biblioteca de la Universidad de la Columbia Británica, en Canadá, y a la Joven de la Gorra Antigua que aparece en la Biblioteca de Kukoboi, en la región rusa de Yaroslavl, el lugar natal de la bruja del folclore eslavo Baba Yagá.
Pero la lista es interminable. Y América Latina, por suspuesto, también cuenta con su nómina de seres adictos a vivir o, mejor, existir, entre libros.
"Fantasmas chocarreros"
Los empleados de la Biblioteca Pública Universitaria de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Higaldo, en Morelia, México, fundada en 1874, ocupan el edificio de lo que fuera un convento del siglo XVII de la Compañía de Jesús. Pero no están solos.
María Abigail González Ojeda, la encargada del Fondo Antiguo de la institución, le dijo a BBC Mundo que "tenemos varios compañeros que no solamente han sentido la presencia de espíritus, sino que incuso les prenden las máquinas, las computadoras" pese a que están desconectadas de la electricidad.
Por ejemplo, "el velador Don Toño, que ya está jubilado, en las noches veía salir una sombra del área del coro. Él se acostumbró a ella pero un día se recostó y se estaba quedando dormido cuando le empezaron a mover el catre que tenía".
En 1984, añadió "vinieron unos chicos de secundaria y sacaron una foto del portón de la biblioteca. Cuando la revelaron se dieron cuenta de que entre los estantes se veían dos imágenes, la de una monja y la de un fraile", aseveró.
"Se mandaron a hacer ampliaciones de la fotografía y algunos decían que era el reflejo de los reflectores de los candiles pero la verdad es que los reflectores de los candiles están demasiado altos" como para causar una ilusión óptica en la imagen, asegura María Abigail González en conversación con BBC Mundo.
Está también el caso de una ex empleada, Socorro Ledezma, quien "trabajaba en servicios al público y estando en uno de los mostradores ella sintió claramente cómo le soplaban el oído y sintió manos recorriendo su cuerpo", agregó.
Ella pensó que se trataba "de otro compañero, quien era muy vago, pero se dio cuenta de que estaban en mostradores contrarios. Y la verdad es que ella no resistió porque le daba mucho temor" y pidió traslado a otra área dentro del mismo sistema de la universidad.
Y aunque algunos sienten temor, María Abigail González, sostuvo que "son espíritus chocarreros (traviesos). No son malos porque la verdad es que nunca nos han hecho daño".
Escalofríos
Pero ¿por qué la preferencia por las bibliotecas?
En conversación con BBC Mundo, Gabriel Saldivia, jefe de División de Libros Raros y Manuscritos de la Biblioteca Nacional de Venezuela, señala que las bibliotecas son centros de cultura que conectan con el pasado y con la grandeza del espíritu y la creación humana, lo cual "supera el entendimiento y escapa a la lógica, al raciocinio; escapa a todo conocimiento científico que se pueda comprobar, palpar".
En sus palabras, "no es nada común ni ordinario tener en las manos, por ejemplo, la primera traducción de 'Vidas Paralelas', de Plutarco, que hizo Alonso de Palencia del griego al español y del que se conservan sólo tres ejemplares en el mundo".
"Cuando se tienen libros así y manuscritos, pergaminos, libros raros que tratan temas tan delicados como la Inquisición, temas sumamente ocultos, uno no deja de percibir ciertas cosas, sensaciones extrañas que te erizan la piel y uno sabe que se está comunicando con algo más allá de lo ordinario, de lo rutinario".
En la antigua sede de esta biblioteca venezolana, en el que fuera "convento de San Francisco, sí se sentían muchas cosas sumamente extrañas, como cambios de temperatura en el cuerpo, escalofríos. A mí me pasaba sobre todo cuando caminaba por donde están las biblias", aseguró.
"Yo me acostumbré a sentir ruidos extraños y en ocasiones se caía un libro de la estantería sin que nadie lo haya estado tocando, y ese libro de repente 'le decía' algo a uno porque los libros funcionan como pequeños oráculos", agrega.
Igualmente, "caminando por esas estanterías buscando libros antiguos siempre sentía que venía una persona detrás, una experiencia que se vive y escapa de todo entendimiento".
¿Entrevista con un fantasma?
¿Y no pueden explicarse todos estos casos como un resultado de la sugestión?
María Abigail González reconoce que sí en algunos casos.
Pero no en todos, aclara. Por ejemplo, "cuando las máquinas desconectadas (de la electricidad) se encienden no puede tratarse de un caso de sugestión".
Ya que nadie parece tener una respuesta del todo concluyente... ¿por qué no preguntarle directamente a los fantasmas?
La encargada del Fondo Antiguo de la biblioteca de Michoacán descartó la posibilidad de una entrevista, pues así pusieramos todos los micrófonos o cámaras de BBC Mundo en los salones de la institución "los fantasmas no se aparecen cuando uno quiere".
En una ocasión "vino un grupo de investigadores en la noche porque querían ver si se les aparecía el fantasma, pero ellos no se aparecen cuando uno lo desea. Se aparecen en el momento menos esperado", apuntó.
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