El rover más avanzado de la NASA ha conseguido posarse con éxito en el Planeta rojo tras una complicadísima maniobra nunca antes ensayada
Tal y como estaba previsto y con una precisión increíble (aquí te lo contamos en directo), la misión Curiosity acaba de cumplir el más arriesgado de sus objetivos: aterrizar en Marte siguiendo una complicadísima maniobra que nunca antes había sido ensayada.
Todo, sin embargo, sucedió exactamente como los ingenieros habían dicho que sucedería. Fue como si se reprodujera una vez más la simulación en vídeo que lleva semanas viéndose en miles de webs y televisiones de todo el mundo.
A las siete y cuarto en punto de la mañana (hora española) sonaron los primeros tímidos aplausos en la sala de control del Jet Propulsion Laboratory cuando llegó la confirmación de que el Curiosity se había desprendido correctamente de los propulsores. La misión, con una trayectoria de entrada perfecta, viajaba ahora en solitario y directamente hacia la atmósfera del Planeta Rojo.
O, mejor dicho, lo había hecho exactamente 13,8 minutos antes, el tiempo que tardan las señales de radio en viajar desde Marte hasta la Tierra. Todas y cada una de las fases del histórico aterrizaje se conocerían con ese inevitable retardo.
Por supuesto, en el JPL no faltaron los clásicos cacahuetes de la suerte, toda una tradición desde 1964, cuando el Ranger 7, tras seis intentos fallidos, consiguió por fin enviar más de 4.000 imágenes de la cara visible de la Luna antes de estrellarse como sus predecesores. Uno de los responsables, presa de los nervios, no dejaba de comer cacahuetes, que desde ese momento se convirtieron en todo un símbolo de la buena suerte.
De pronto, silencio. La señal de entrada en la atmósfera indicaba que todo era normal, pero todo el mundo sabía en la sala que lo que tenía que suceder había sucedido ya. A las 7 y 23 empezaron los siete minutos de terror. El Curiosity ya estaba sobre la superficie de Marte, pero la confirmación no había tenido tiempo aún de llegar hasta la Tierra.
«Touch down»
Tal y como estaba previsto, el Curiosity fue enviando señales de confirmación en cada una de las fases de su entrada. Primero directamente hasta la Tierra, después, al quedar en la cara oculta del planeta rojo, rebotando la señal en la Odissey.
Angulo de penetración en la atmósfera: 15 grados; Apertura de paracaídas, correcta; desprendimiento del escudo térmico, correcto: puesta en marcha de la "grúa aérea", confirmada; radar de proximidad de suelo, funcionando; y por fin... el más esperado de todos los mensajes:"Touch down", aterrizaje.
Fue exactamente a las 7,31, tal y como estaba previsto. Siguieron varios minutos de abrazos, aplausos, vítores y silbidos. Una algarabía que se incrementó justo a las 7,34, cuando llegaron las primeras imágenes de una de las cámaras del Curiosity, mostrando cómo sus seis ruedas estaban perfectamente asentadas sobre el suelo marciano.
Era una foto borrosa, ya que estaba hecha a través de la cubierta, pero en ella se veía con toda claridad que el mayor vehículo nunca enviado a otro mundo había aterrizado sin problemas. "Estamos en Marte", "Esto es increíble", gritaban las decenas de técnicos, que no podían dejar de abrazarse unos a otros. Ahora, habrá que esperar dos horas, hasta la siguiente "pasada" de la Mars Odissey sobre el lugar de aterrizaje. Entonces, habrá imágenes más claras y muchos más detalles sobre el aterrizaje.
Así es el cráter marciano Gale
El cráter perfecto
Fuente: abc.es
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