La capa roja es una mezcla de ocre que quedó depositada en la concha de abulón encontrada en la cueva sudafricana de Blombos. Imagen ©: Grete Moell Pedersen |
Restos de lo que fue un kit de pintura primitivo, con herramientas para procesar, almacenar y usar pigmentos de ocre, han sido hallados en la cueva de Blombos, en Ciudad del Cabo (Sudáfrica). Los residuos de mineral y los utensilios, que incluyen dos recipientes, tienen 100.000 años.
Dos conchas con vestigios de ocre, huesos y otras sustancias usadas como pigmentos halladas en Sudáfrica reflejan los hábitos pictóricos de los Homo sapiens hace 100.000 años. “Este descubrimiento muestra por primera vez cómo nuestros ancestros trataban y usaban las materias colorantes”, explica a SINC Renata García-Moreno, paleontóloga de la Universidad de Burdeos (Francia) que ha formado parte del equipo internacional responsable del estudio.
“Previamente se habían hallado fragmentos de óxidos de hierro en contextos de ocupación humana, pero las asociaciones a las herramientas utilizadas para su extracción permanecían desconocidas o poco claras”, relata García-Moreno.
Según los investigadores, este hallazgo retrata con detalle la complejidad de las acciones que los primeros humanos anatómicamente modernos llevaban a cabo.
Los utensilios descubiertos son dos conchas de abulones (moluscos haliótidos) que los investigadores creen que servían de recipiente para mezclar pigmentos, como paleta o para la conservación de la pintura. “Es la primera ocasión en la que se encuentran pigmentos directamente asociados a las herramientas de procesamiento, aún contenidos en una concha”, subraya García-Moreno.
Los dos objetos serán expuestos en el Museo Iziko de Ciudad de Cabo a partir del 14 de octubre.
Técnicas pictóricas premeditadas
“Este hallazgo evidencia la capacidad de abstracción y de planificación que tenían nuestros ancestros hace 100.000 años”, explica la paleontóloga. “Revela una capacidad de premeditación, necesaria para recolectar y explotar materias primas y transportarlas hacia las área de ocupación, para después transformarlas mediante la talla y molienda para obtener el polvo rojo”.
Las dos herramientas fueron encontradas en la posición original en la que las depositaron sus dueños. En ellas han hallado restos de ocre, de hueso, de carbón vegetal, piedras para moler y martillos de piedra.
Los habitantes de este ‘taller pictórico’ poseían conocimientos técnicos avanzados. “Conocían las propiedades colorantes de los óxidos de hierro”, describe García-Moreno. “Y hallamos restos de hueso esponjoso triturado y posiblemente calentado como parte de la mezcla contenida en las conchas. Esto indica que conocían la manera de extraer el tuétano y que lo utilizaban como un aglutinante en la mezcla de pintura”.
Recientes estudios genéticos y de fenómenos de diversidad han aportado datos que apoyan el origen africano del Homo sapiens. El descubrimiento de la cueva de Blombos añade pruebas sobre los primeros desarrollos tecnológicos y de comportamiento de los H. sapiens, y documentan su planificación y producción deliberada de pigmentos.
“También demuestra que estos primeros humanos ya tenían conocimientos básicos de química y habilidad de planificación a largo plazo”, apunta Christopher Henshilwood, autor del estudio e investigador del Instituto de Evolución Humana de la Universidad de Witwatersrand de Johannesburgo (Sudáfrica).
En África y en Oriente Próximo era una práctica común moler y raspar el ocre para producir polvo, que se usaba como pigmento. Las evidencias muestran que fue una habilidad desarrollada por los humanos desde hace precisamente 100.000 años.
La receta del ocre
‘Ocre’ es el término coloquial empleado por los arqueólogos para describir una roca o una tierra que contienen hidróxidos de hierro rojos o amarillos.
En esta localización han podido asociar, por primera vez, el pigmento al proceso de elaboración. "Frotaban piezas de ocre en losas de cuarcita para producir un polvo de color rojo”, describe Christopher Henshilwood.
“Aplastaban las esquirlas de ocre con martillos de cuarzo, cuarcita y silcrete, y después las combinaban con huesos de mamíferos, carbón vegetal y fragmentos de piedra, triturados y calentados junto a un líquido. Después, lo introducían en las conchas de abulón y lo agitaban. Probablemente utilizaran un hueso para revolver la mezcla y para traspasar parte de ella", relata Henshilwood.
Pese a todos los detalles aportados sobre la preparación, “seguimos sin conocer la utilización precisa que tenían estas mezclas colorantes”, admite Renata García-Moreno. Aunque, los paleontólogos apuntan que posiblemente, los primitivos ‘artistas’ lo usaban para decorar o para pintarse y protegerse la piel.
Fuente: agenciasinc.es
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