Las heridas emocionales de las mujeres que han sido víctima de violencia doméstica, se llevan para toda la vida, y aunque muchas prefieren esconder su sufrimiento, existen otras que buscan exteriorizar esa furia y dolor, mediante conductas bastante peculiares. Ese es el caso de María José Cristerna, una mujer, a quien los golpes y los maltratos, la convirtieron en "vampiro".
Para esta mujer de origen mexicano -tatuadora profesional y abogada de profesión- los cuernos y los piercings que lleva en su rostro, son un símbolo de fuerza. Y aunque ha sido juzgada por la sociedad, nunca ha pensado en deshacerse de algún tatuaje, ya que para ella cada uno lleva guardado sus vivencias más importantes.
María José Cristerna cuenta que desde niña se vio atraída por los vampiros y por los tatuajes, sin embargo, ha compartido con varios medios de comunicación, que gran parte de esta transformación se debe al gran sufrimiento que vivió, al ser víctima de violencia doméstica por parte de su pareja, situación que la llevó a ver en la acción de tatuar, una manera de "liberarse" de un pasado lleno de abusos.
Y aunque la imagen que proyecta es la de una mujer ruda -ya que su cuerpo está cubiero en su totalidad por tatuajes, tiene implantes de titanio en el cráneo que simulan cuernos, varios piercings en el rostro y colmillos de su propia dentadura- María José, confiesa ser una mujer profundamente católica y preocupada por educar a sus hijos con valores.
Además, está convencida de que los tatuajes y la apariencia de vampiro es lo que la hace sentirse feliz y con más fuerza interior: "Tatuarme es mi manera de ser inmortal, o realmente ser como un vampiro y no morir, dejando plasmado mi trabajo (como tatuadora) en la piel de otros", aseguró en una entrevista concedida al periódico Sun.
Admirada por unos y criticada por otros, María José, independientemente de su apariencia, sigue siendo parte de un grupo de mujeres violentadas que buscaron la manera de expresar su coraje, tristeza e indignación, contra una serie de abusos físicos y psicológicos. No obstante, muchos se siguen preguntando si esta conducta -que para ella es "liberadora"- podría ser más bien autodestructiva.
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