La vena de granito azul-grisáceo que corre a lo largo del noreste de Georgia creó empleos en las canteras y cabañas de Elberton, lugar donde varias generaciones de escultores convirtieron grandes bloques de piedra en estatuas, lápidas y baldosas.
Pero un día, llegó un visitante que dotó a la población de un monumento que, décadas más tarde, tiene atónitos a los forasteros.
De una altura cercana a los 6 metros, los bloques de granito, conocidos como las Piedras Guía de Georgia, tienen inscritas una serie de advertencias relacionadas con una futura "Edad de la Razón". Conocidas como el “Stonehenge americano”, constituyen una reliquia astronómicamente compleja de la Guerra Fría, de 120 toneladas de peso, para instruir a los sobrevivientes del Apocalipsis que estaba próximo, según su misterioso creador.
La identidad del hombre que decía llamarse R.C. Christian es un secreto que Wyatt Martin, el banquero que fungió como su representante en Elberton, promete llevarse a la tumba.
"Me dijo, ’si revelaras quién financió esto, dejaría de ser un misterio y nadie vendría ya a visitarlo". Eso tenía que ser parte del atractivo, que la gente viniera y leyera las 10 normas ahí inscritas”, afirmó Martin.
La gente de Elberton, población ubicada aproximadamente a 160 kilómetros al este de Atlanta, está orgullosa de su excéntrico monumento. Pero 30 años después de su construcción, atrae la atención de una nueva generación de teóricos de la conspiración, dueños de temores sumamente diversos.
"Hay mucha gente que no siente los mismo que nosotros al respecto", declaró Phyllis Brooks, presidente de la Cámara de Comercio del condado de Elberton.
Los cuatro bloques verticales que dominan el monumento tienen grabados, tanto en el frente como en su parte posterior, los diez principios del cristianismo, cada lado en una lengua moderna diferente. La piedra que corona el monumento aparece inscrita en los alfabetos de las primeras civilizaciones humanas: jeroglíficos egipcios, escritura cuneiforme babilónica, sánscrito y griego.
La columna central tiene una ranura a través de la cual puede observarse el tránsito del Sol en las diferentes estaciones, mientras que un agujero ubicado más arriba se enfoca en Polaris, la estrella del norte. Otro agujero ubicado en la piedra superior permite el paso de un haz de luz solar que se proyecta en el pilar del centro a mediodía. Estas características permitirían a los sobrevivientes del temido apocalipsis cristiano reproducir las tres herramientas básicas de la civilización: el calendario, el reloj y la brújula.
Loris Magnani, profesor de astronomía de la Universidad de Georgia, cuestiona la utilidad que tendría el monumento para los sobrevivientes del cataclismo que acabaría con la civilización. Los artefactos incorporados en las piedras son “cosas relativamente fáciles de elaborar” y que la mayor parte de las sociedades humanas ha desarrollado tempranamente en su existencia, afirmó.
"No se me malinterprete. Como monumento, está bien. No hay nada malo en ello", declaró Magnani a CNN. Pero agregó: "Toda civilización que se precie de serlo ha imaginado esto un par de milenios antes de Cristo. Ahora bien, ¿cómo fabricar gasolina? Eso sí sería de utilidad".
Pero son las inscripciones de las Piedras Guía de Georgia las que han generado las críticas más abundantes.
En su mayor parte, las inscripciones son inocuas: convocan a los lectores a gobernar sus pasiones con "templanza", a evitar las "leyes insignificantes y a los funcionarios inútiles" y a “valorar la verdad, la belleza, el amor […] a buscar la armonía con el infinito”. Finalizan con la siguiente advertencia: "Procura no ser un cáncer sobre la Tierra: dale su lugar a la naturaleza".
Pero las primeras dos –que hacen un llamado a limitar la población humana a 500 millones (menos de 10% de la población actual) y a reproducirse "sabiamente" –han llevado a algunos a decir que el monumento es un llamado al genocidio y a designarlo como "Los diez mandamientos del Anticristo".
En años recientes, el monumento ha sido agredido por vándalos que ven en él el credo de un brumoso "Nuevo Orden Mundial" dispuesto a subyugar a la humanidad. Ha sido marcado, cuando menos en tres ocasiones desde 2008, con leyendas tales como "Dios es más poderoso que el Nuevo Orden Mundial", vagas amenazas de destrucción y diversos daños ocasionados al granito.
"Lo peor es que cubrieron parcialmente dos caras con pintura sintética", dijo Mart Clamp, hijo de una persona que ayudó a tallar las piedras. "No hay manera de limpiarlas ni siquiera a presión; tiene uno que meterse con una especie de cincel a quitarla".
Christian dejó un libro publicado en 1986, La renovación del sentido común, que aún hoy se vende en el Elberton Granite Museum. Muchas de las preocupaciones que enumera en él no estarían fuera de lugar en una reunión actual de republicanos: el gasto creciente en prestaciones, la sofocante regulación, el quebranto de la familia tradicional.
Pero también advertía que los problemas globales eran síntomas de la sobrepoblación, lo que convertía a la civilización en un "polvorín atómico" y requería la creación de una forma de gobierno mundial más o menos limitada para salvar a la raza humana de la aniquilación, concluía.
Este tipo de declaraciones es el que inquieta a personas como Van Smith, quien ha escrito abundantemente acerca de las Piedra Guía de Georgia en su página de Internet. Cuando se le entrevistó en su hogar en Arkansas, dijo que el futuro que Christian describe en su libro "es totalitario".
"Es platónico en muchos sentidos, pero sumamente opresivo", declaró Smith.
Y afirma que, codificada en las dimensiones de las piedras, se encuentra la altura de la Torre Califa de Dubai, actualmente el edificio más alto del mundo. Para él, esto sugiere que los constructores sabían de los planes para edificar una nueva Torre de Babel, preludio del "nacimiento de una nueva era en la que el hombre puede convertirse en Dios".
"No soy un maniático de la conspiración que pasa todo el tiempo investigando sobre la masonería o cosas semejantes", dijo Smith, analista de la industria de la computación. Pero "esta evidencia es extremadamente cierta y preocupante", declaró a CNN.
La gente de la localidad no la toma en serio.
Conozco a los hombres que hicieron esto, y puedo decir que eran buenas personas”, dijo Clamp, quien trabaja para limpiar las piedras antes de su aniversario. "Mi padre fue uno de esos hombres. Si esto hubiera sido algo satánico o demoniaco, nunca se habrían involucrado en tal asunto".
Brooks menciona que, en Elberton, los habitantes consideran las piedras como "una obra de arte" que atrae a los turistas y que "no toman demasiado en cuenta lo que éstos dicen".
"Lo cual sí suele afectar –hace una pausa– a otro sector de la población".
Y las habladurías de ese sector han provocado que la población de Elberton muestre reticencia para celebrar el trigésimo aniversario del monumento.
"Con el daño causado a las piedras y el montón de cosas que aparecen en YouTube, se decidió que tal vez sería mejor aplazar la celebración para el año próximo", dijo Brooks.
El hombre misterioso ya falleció. Martin lo sabe porque el hijo de éste se puso en contacto con él recientemente. Sólo dos personas de Elberton se encontraron con el frente a frente: Martin y Joe Fendley, el contratista que construyó el monumento.
Fendley, quien posteriormente se convirtió en alcalde del pueblo, ya murió también. Pero Martin, quien ahora tiene 79 años y vive en un pueblo cercano, dice que aún está comprometido a guardar el secreto.
"Fue un pacto entre caballeros; él vivió conservándolo y lo mismo hice yo", dijo. "Cuando yo muera, nadie sabrá jamás quien lo edificó".
Pero un día, llegó un visitante que dotó a la población de un monumento que, décadas más tarde, tiene atónitos a los forasteros.
De una altura cercana a los 6 metros, los bloques de granito, conocidos como las Piedras Guía de Georgia, tienen inscritas una serie de advertencias relacionadas con una futura "Edad de la Razón". Conocidas como el “Stonehenge americano”, constituyen una reliquia astronómicamente compleja de la Guerra Fría, de 120 toneladas de peso, para instruir a los sobrevivientes del Apocalipsis que estaba próximo, según su misterioso creador.
La identidad del hombre que decía llamarse R.C. Christian es un secreto que Wyatt Martin, el banquero que fungió como su representante en Elberton, promete llevarse a la tumba.
"Me dijo, ’si revelaras quién financió esto, dejaría de ser un misterio y nadie vendría ya a visitarlo". Eso tenía que ser parte del atractivo, que la gente viniera y leyera las 10 normas ahí inscritas”, afirmó Martin.
La gente de Elberton, población ubicada aproximadamente a 160 kilómetros al este de Atlanta, está orgullosa de su excéntrico monumento. Pero 30 años después de su construcción, atrae la atención de una nueva generación de teóricos de la conspiración, dueños de temores sumamente diversos.
"Hay mucha gente que no siente los mismo que nosotros al respecto", declaró Phyllis Brooks, presidente de la Cámara de Comercio del condado de Elberton.
Los cuatro bloques verticales que dominan el monumento tienen grabados, tanto en el frente como en su parte posterior, los diez principios del cristianismo, cada lado en una lengua moderna diferente. La piedra que corona el monumento aparece inscrita en los alfabetos de las primeras civilizaciones humanas: jeroglíficos egipcios, escritura cuneiforme babilónica, sánscrito y griego.
La columna central tiene una ranura a través de la cual puede observarse el tránsito del Sol en las diferentes estaciones, mientras que un agujero ubicado más arriba se enfoca en Polaris, la estrella del norte. Otro agujero ubicado en la piedra superior permite el paso de un haz de luz solar que se proyecta en el pilar del centro a mediodía. Estas características permitirían a los sobrevivientes del temido apocalipsis cristiano reproducir las tres herramientas básicas de la civilización: el calendario, el reloj y la brújula.
Loris Magnani, profesor de astronomía de la Universidad de Georgia, cuestiona la utilidad que tendría el monumento para los sobrevivientes del cataclismo que acabaría con la civilización. Los artefactos incorporados en las piedras son “cosas relativamente fáciles de elaborar” y que la mayor parte de las sociedades humanas ha desarrollado tempranamente en su existencia, afirmó.
"No se me malinterprete. Como monumento, está bien. No hay nada malo en ello", declaró Magnani a CNN. Pero agregó: "Toda civilización que se precie de serlo ha imaginado esto un par de milenios antes de Cristo. Ahora bien, ¿cómo fabricar gasolina? Eso sí sería de utilidad".
Pero son las inscripciones de las Piedras Guía de Georgia las que han generado las críticas más abundantes.
En su mayor parte, las inscripciones son inocuas: convocan a los lectores a gobernar sus pasiones con "templanza", a evitar las "leyes insignificantes y a los funcionarios inútiles" y a “valorar la verdad, la belleza, el amor […] a buscar la armonía con el infinito”. Finalizan con la siguiente advertencia: "Procura no ser un cáncer sobre la Tierra: dale su lugar a la naturaleza".
Pero las primeras dos –que hacen un llamado a limitar la población humana a 500 millones (menos de 10% de la población actual) y a reproducirse "sabiamente" –han llevado a algunos a decir que el monumento es un llamado al genocidio y a designarlo como "Los diez mandamientos del Anticristo".
En años recientes, el monumento ha sido agredido por vándalos que ven en él el credo de un brumoso "Nuevo Orden Mundial" dispuesto a subyugar a la humanidad. Ha sido marcado, cuando menos en tres ocasiones desde 2008, con leyendas tales como "Dios es más poderoso que el Nuevo Orden Mundial", vagas amenazas de destrucción y diversos daños ocasionados al granito.
"Lo peor es que cubrieron parcialmente dos caras con pintura sintética", dijo Mart Clamp, hijo de una persona que ayudó a tallar las piedras. "No hay manera de limpiarlas ni siquiera a presión; tiene uno que meterse con una especie de cincel a quitarla".
Christian dejó un libro publicado en 1986, La renovación del sentido común, que aún hoy se vende en el Elberton Granite Museum. Muchas de las preocupaciones que enumera en él no estarían fuera de lugar en una reunión actual de republicanos: el gasto creciente en prestaciones, la sofocante regulación, el quebranto de la familia tradicional.
Pero también advertía que los problemas globales eran síntomas de la sobrepoblación, lo que convertía a la civilización en un "polvorín atómico" y requería la creación de una forma de gobierno mundial más o menos limitada para salvar a la raza humana de la aniquilación, concluía.
Este tipo de declaraciones es el que inquieta a personas como Van Smith, quien ha escrito abundantemente acerca de las Piedra Guía de Georgia en su página de Internet. Cuando se le entrevistó en su hogar en Arkansas, dijo que el futuro que Christian describe en su libro "es totalitario".
"Es platónico en muchos sentidos, pero sumamente opresivo", declaró Smith.
Y afirma que, codificada en las dimensiones de las piedras, se encuentra la altura de la Torre Califa de Dubai, actualmente el edificio más alto del mundo. Para él, esto sugiere que los constructores sabían de los planes para edificar una nueva Torre de Babel, preludio del "nacimiento de una nueva era en la que el hombre puede convertirse en Dios".
"No soy un maniático de la conspiración que pasa todo el tiempo investigando sobre la masonería o cosas semejantes", dijo Smith, analista de la industria de la computación. Pero "esta evidencia es extremadamente cierta y preocupante", declaró a CNN.
La gente de la localidad no la toma en serio.
Conozco a los hombres que hicieron esto, y puedo decir que eran buenas personas”, dijo Clamp, quien trabaja para limpiar las piedras antes de su aniversario. "Mi padre fue uno de esos hombres. Si esto hubiera sido algo satánico o demoniaco, nunca se habrían involucrado en tal asunto".
Brooks menciona que, en Elberton, los habitantes consideran las piedras como "una obra de arte" que atrae a los turistas y que "no toman demasiado en cuenta lo que éstos dicen".
"Lo cual sí suele afectar –hace una pausa– a otro sector de la población".
Y las habladurías de ese sector han provocado que la población de Elberton muestre reticencia para celebrar el trigésimo aniversario del monumento.
"Con el daño causado a las piedras y el montón de cosas que aparecen en YouTube, se decidió que tal vez sería mejor aplazar la celebración para el año próximo", dijo Brooks.
El hombre misterioso ya falleció. Martin lo sabe porque el hijo de éste se puso en contacto con él recientemente. Sólo dos personas de Elberton se encontraron con el frente a frente: Martin y Joe Fendley, el contratista que construyó el monumento.
Fendley, quien posteriormente se convirtió en alcalde del pueblo, ya murió también. Pero Martin, quien ahora tiene 79 años y vive en un pueblo cercano, dice que aún está comprometido a guardar el secreto.
"Fue un pacto entre caballeros; él vivió conservándolo y lo mismo hice yo", dijo. "Cuando yo muera, nadie sabrá jamás quien lo edificó".
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