'Secuestrados' arrasa en el festival "Sitges 2010"

El filme de Miguel Ángel Vivas llegó ayer a Sitges tras su éxito en el Fantastic Fest

Miguel Ángel Vivas 

Primer largo de Miguel Ángel Vivas. Secuestrados ha aterrizado hoy en Sitges con el respaldo de dos premios muy potentes, los de mejor película y mejor director en el Fantastic Fest de Austin (uno de los festivales de cine fantástico y de terror más importantes del mundo), y, por extensión, envuelto en un positivo boca-oreja. Programada en la sección oficial a competición, es una propuesta de riesgo tanto en forma como en fondo, una película de asalto doméstico rodada en 12 planos secuencia, decididamente realista y nada mojigata en su expresión de la violencia.

Vivas y el cuerpo central del equipo artístico del filme, en el que un matrimonio y su hija reciben en casa la visita de unos atracadores sin escrúpulos, están en Sitges (la película puede verse hoy domingo, a las 20.15 horas, en el Auditori) y coinciden en describir Secuestrados como una propuesta de riesgo, de la que están profundamente orgullosos y cuyo rodaje fue muy duro por el brutal esfuerzo físico y, sobre todo, psicológico que tuvieron que hacer los actores para mostrar los distintos estadios del pánico por los que atraviesan sus personajes.

Interpretaciones al límite

“Que te den la oportunidad de rodar una película tan arriesgada como esta, rodada en doce planos, es el regalo más grande que te pueden hacer. Y la única manera de agradecerlo era demostrar que había sido digno de él. Recuerdo --cuenta el director-- que cuando quedé con los actores, sin los que esta película no habría sido posible, pensé que no lo aceptarían. Y, en cambio, me encontré con unos actores con unas ganas locas de saltar al vacío. Estaban como mínimo tan locos como yo para meterse en esto. Salté al vacío y, al mirar hacia atrás, vi a todo un equipo que había saltado conmigo, entonces me sentí increíblemente protegido. Han hecho un trabajo increíble: no es que finjan lo que les está pasando, es que lo sienten”.

Es justo esa sensación de verdad, esa búsqueda de un realismo exacerbado (aunque alguna decisión narrativa trunque parcialmente la verosimilitud de la propuesta), lo que hace eficaz la cinta y le da fuerza. Secuestrados perturba por un realismo seco y sin concesiones que, como señala Vivas, se debe en gran medida a la naturalidad y la fuerza de sus interpretaciones.

“No puedo decir que lo pasara bien en el rodaje, porque llegábamos a unos estados muy al límite, y los utilizábamos. Me identifico con mi personaje porque, como actriz, también me puse al límite: yo tampoco tenía energía y, de algún modo, también me sentía maltratada. Al estar en ese estado tanto tiempo, el pánico, el terror, te provocaba un desgaste terrible, pero decían acción y tenías que hacerlo. A esa chica la iban a matar y tenía que seguir. Hemos hecho la película desde nuestra verdad y creyendo en el proyecto. Por eso nos merecemos estar hoy aquí y presentarla”, ha explicado emocionada, con los ojos llorosos, Manuela Vellés (Caótica Ana, Camino), magnífica en la piel de la hija adolescente del matrimonio.

Sin discurso político

Los otros dos actores principales de Secuestrados, Ana Wagener y Fernando Cayo, coinciden con Vellés al referirse a su entregadísimo trabajo en una cinta que remite claramente a otros títulos de cine de salto doméstico: “Puede recordar a 37 horas desesperadas, Funny games o Los extraños porque pertenece al mismo microgénero, pero todas esas películas se diferencian en la forma en la que están contadas. Es un honor que te comparen con Haneke, pero me he alejado mucho de él tanto en la forma como en el contenido.

El tema central de la película es el miedo, en concreto el miedo al asalto al hogar, ese lugar sagrado donde no debería pasarte nada. Me apetecía tratar esta historia desde el miedo”, explica Vivas, que responde con un firme “no hay ningún discurso político en esta película” a las posibles críticas a que algunos de los asaltantes de la cinta sean albaneses: “He intentado ser realista. Me interesaba mostrar la barbarie humana, pero no había ninguna intención de hacer discurso político”, puntualiza.

FUENTE: elperiodico.com/es/