Reclaman 150 millones en impuestos a un chaval de 20 años

Mientras la prensa europea se hacía eco de los 200.000 euros de nada que reclamaba el fisco francés al dibujante Albert Uderzo, Suecia dispara por lo alto y pide 150 millones de dólares a un chaval de 20 años, naturalmente jugador de poker. A Isildur1 puede que no le haya salido rentable fichar por PokerStars, dar la cara y contarle al mundo lo que ya se sabía, que él era Viktor Blom.

Viktor Blom, ya desenmascarado en la PCA de este año. Fotos: Neil Stoddart

El jugador sueco tenía más motivos de los que pensábamos para no revelar su identidad. Durante algún tiempo sembró el pánico en las mesas onlinejugando como Isildur1 y ganando cantidades astronómicas de dinero a los mejores jugadores. PokerStars lo fichó hace unas semanas y en la PCA de Bahamas dio la cara por primera vez. El Gobierno no ha tardado mucho en reclamarle 150 millones de dólares en impuestos, cantidad que parece desproporcionada, y que tiene que tiene más que ver con el dinero que ha movido que con el que realmente ha ganado.

En Suecia, donde el poker online es monopolio estatal, si la sala de juego está fuera de la Unión Europea los profesionales deben pagar un alto porcentaje sobre la cantidad bruta que ganen, sin tener en cuenta las pérdidas. Puede darse el caso, y de hecho aquí se da, de que alguien pierda dinero y pese a todo Hacienda lo considere multimillonario. Según se ha publicado, Isildur1 tiene unos números rojos de -2,6 millones en Full Tilt y de -500.000 dólares en PokerStars, pero parece haber participado en partidas que en total han movido unos 4.500 millones de dólares.

El joven sueco se hizo famoso porque logró convertir en solo tres semanas 2.000 dólares en dos millones. En otra ocasión perdió 4,2 millones en una sola sesión, lo que dio no menos notoriedad. De momento, Blom ha fijado su residencia en Londres, donde el tratamiento fiscal del juego es mucho más benévolo. Ya veremos si allí está a salvo.

La gallina de los ases de oro

En España, donde estamos cerca de ver una ley del juego que ponga fin a años de desregulación, parece que el Gobierno también llega con hambre atrasada y plantea unos impuestos sobre los ingresos brutos de las salas, no sobre los beneficios netos. Las empresas no están especialmente contentas y consideran que se acabará beneficiando a quien opere de forma más o menos pirata desde algún paraíso fiscal. Entre los jugadores también hay cierta inquietud y no sería descartable que más de uno se plantee establecerse en el Reino Unido.

Fuente: abc.es