Corría la década de 1970, y desde los Estados Unidos, un extraño chimpancé llamado Oliver saltaba a la primera plana de los periódicos por su supuesta “humanidad”. Conozcamos antes su historia.
En 1960, Frank y Janet Berger, artistas circenses, importaron un chimpancé del Congo africano para sus números. Pronto quedó claro que Oliver era distinto al resto de simios entrenados por la pareja.
Por Miguel Artime.
Caminaba erguido sobre dos piernas buena parte del tiempo, tenía una cara más chata, la cabeza más pequeña y con menos pelo, y unas orejas puntiagudas.
Según cuentan, su inteligencia también era muy acusada, y cuando maduró sexualmente, rechazó a las de su especie y se sintió atraído por la señora Berger a la que acosaba constantemente.
Los Berger comenzaron a pensar que Oliver era algo más que un chimpancé, y vendieron a los cuatro vientos la idea de que el simio era en realidad un híbrido entre humano y chimpancé. Para resumir, un humancé
A finales de los setenta, el diario Los Angeles Times dedicó un artículo a Oliver anunciándolo como "un eslabón perdido" o una nueva subespecie de chimpancé.
A raíz de la notoriedad alcanzada, los avispados japoneses se llevaron a Oliver a su país con la excusa de estudiarle científicamente aunque, en realidad, lo explotaron como una curiosidad en la televisión.
Allí fue donde se le realizó el primer análisis de ADN. Los chimpancés tienen 48 cromosomas, mientras que los humanos tenemos 46, así que se especuló que Oliver, en caso de ser un híbrido, tal vez pudiera tener 47.como se llegó a especular en caso de quedar entre las dos especies.
Tras eso, en 1989 el pobre Oliver fue adquirido por los laboratorios de una corporación dedicada a la investigación con animales, donde se pasó 7 años en una jaula reducida, lo cual le valió una pérdida severa de movilidad. Afortunadamente nunca llegaron a sacrificarlo y en 1998 una institución dedicada al rescate de primates se hizo cargo de él. El director de Primarily Primates, el santuario que lo acogió, se interesó en la historia de Oliver y le realizó nuevas pruebas genéticas solo para confirmar lo que ya se había dictaminado en Japón, Oliver era 100% chimpancé.
Según se cuenta en la página web de esta asociación de ayuda a los primates, Oliver, anciano y ciego, sigue vivo, tal vez pensando desde su tranquilo refugio en la extraña naturaleza de esos primos sin pelo que le raptaron siendo niño de su selva africana, y que tan dura vida le dieron.
Que bueno, por lo que tengo entendido creo que Oliver ya murió hace unos años, estaba ciego bastante deteriorado ya y nunca se terminó de adaptar a la vida de chimpancé.
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