Estas son las 10 peores asesinas de la historia, a continuación les relato las peores de las peores
Conocida con el apodo de Bloody Mary (María Sangrienta), fue soberana de Inglaterra e Irlanda desde 1553 hasta 1558. Siempre rechazó la ruptura con Roma emprendida por su padre Enrique VIII y el establecimiento del protestanismo que hizo su hermano Eduardo VI, en dicho proceso, condenó a casi 300 religiosos disidentes a morir en la hoguera en las Persecuciones Marianas.
Miles de hogueras intoxicaron con el olor a carne quemada el aire de Londres: obispos, nobles, eruditos, estudiantes, sacerdotes, campesinos, artesanos, pasaron por el fuego. Quienes mostraban compasión eran arrestados, cientos fueron detenidos por ser considerados herejes y torturados. Las personas especialmente odiadas por la reina tenían muertes lentas y dolorosas. Esta intolerancia hizo que miles tomaran el camino del exilio. El restablecimiento del catolicismo romano fue revertido por su sucesora y medio hermana, Isabel I, hija del rey Enrique VIII (padre de ambas) y su segunda esposa, la concubina y después reina Ana Bolena.
9. Myra Hindley
El 15 de noviembre de 2002 tras una enfermedad de pulmonar, Myra sufre un ataque cardíaco y es ingresada en el hospital donde pocas horas después muere. Su cómplice y novio Ian Brady sigue confinado en un hospital psiquiátrico, debatiéndose día a día entre la vida y la muerte debido a varios intentos de suicidio y huelgas de hambre que han deteriorado su estado de salud. Es conocida como "la mujer más odiada de Inglaterra".
8. Beverly Allit
El caso más sonado fue el de Katie Phillips (de dos meses de edad), resucitada tras un episodio inexplicable de apnea (que luego se supo fue causado por sobredosis de potasio e insulina), quien sufrió daño cerebral permanente y parálisis parcial a causa de la falta de oxigenación; su hermana gemela murió poco antes.
7. Belle Gunness
A estas muertes se le suman la de sus amantes. Gunness decidió probar otros métodos para conseguir dinero fácilmente, como poner anuncios en la sección de contactos de los periódicos. No se sabe cuantos hombres respondieron a las cartas y llamaron a la puerta de Belle, aunque se estiman más de catorce, pero lo que sí es seguro es que ninguno de ellos vivió para contarlo. Finalmente contactó con Andrew Holdgren. El 28 de abril de 1908 la granja donde vivía Belle y sus tres hijos Lucy, Myrtle y Philip (hijo biológico) ardió hasta sus cimientos con los 4 ocupantes dentro. en ls excavaciones posteriores se encontró el cadáver de Andrew Holdgren y nueve más, entre ellos el de su hija Jennie. El unico acusado del incidente fue Roy Lamphere, amante y empleado ocasional de Belle, quién finalmente confesó ser el autor del incendio.
Mary Ann se fue a trabajar a una enfermería, donde conoció a George Ward, que se convertiría en su segundo esposo. Ward murió de problemas intestinales, así como uno de sus dos hijos restantes. Los periódicos locales descubrieron que a medida que Mary Ann se mudó por el norte de Inglaterra, perdió a tres maridos, un amante, un amigo, su madre y una docena de niños todos los de fiebre gástrica y con la intención de cobrar sus seguros. Murió ahorcada en la cárcel en 1873.
5. Ilse Koch
En 1967, desde la carcel de Aichach, escribió a su hijo una carta donde no manifiesta remordimientos ni la menor pena por los crímenes cometidos. A los sesenta y un años Ilse Koch ató varias sábanas, las sujetó de la lámpara que colgaba encima de su cama y se ahorcó. En su última carta escribió: "No hay otra salida para mí, la muerte es la única liberación".
3. Irma Grese
Irma Grese y Josef Kramer, detenidos por las autoridades británicas poco después de la liberación delCampo de concentración de Bergen-Belsen. |
Además, una revelación de Olga Lengyel dice que Irma mantuvo relaciones con Joseph Mengele y Josef Kramer. En su alojamiento, después de su detención, fueron encontradas lámparas de mesa con las pantallas hechas de piel humana, exactamente de tres prisioneros judíos asesinados y despellejados por ella misma. En el Juicio de Bergen-Belsen fue condenada a la horca a los 22 años -la más joven condenada a muerte sobre leyes británicas en el siglo XX- siendo ejecutada en la prisión de Hamelín (Alemania) el 13 de diciembre de 1945. Sus últimas palabras a su verdugo fueron: "Schnell!" (¡Rápido!).
2. Katherine Knight
1. Elizabeth Bathory
Utilizaba la sangre de sus jóvenes sirvientas y pupilas para mantenerse joven en una época en que una mujer de 44 años se acercaba peligrosamente a la ancianidad. Cuando los investigadores irrumpieron en el castillo lo primero que vieron fue a una sirviente en el cepo del patio, en estado agónico debido a una paliza que le había fracturado todos los huesos de la cadera. Al acceder al interior se encontraron a una chica desangrada en el salón, y otra que aún estaba viva aunque le habían agujereado el cuerpo. En la mazmorra encontraron a una docena que todavía respiraba, algunas de las cuales habían sido perforadas y cortadas en varias ocasiones a lo largo de las últimas semanas. Debajo del castillo exhumaron los cuerpos de 50 muchachas más.
El diario de Elizabeth contaba día por día sus víctimas, con todo lujo de detalles, hasta sumar un total de 612 jóvenes torturadas y asesinadas. Entre 1604 y 1610, sus agentes se dedicaron a proveerla de jóvenes entre 9 y 26 años para sus rituales sangrientos. Más adelante, en la época en la que los errores de Gábor la pusieron en una delicada situación política, tomó la costumbre de quemar los genitales a algunas sirvientas con velas, carbones y hierros por pura diversión. También generalizó su práctica de beber la sangre directamente mediante mordiscos en las mejillas, los hombros o los pechos.
Es imposible saber, hoy en día, qué sucedió realmente. En la época era común castigar cruelmente a siervos y pupilos, y ejecutar incluso a pequeños delincuentes de las maneras más espantosas. Puede que Elizabeth fuera inocente, y sólo se comportara como una noble más de su época. Quizás fuera sádica, y en consecuencia se aplicara especialmente a la hora de imponer disciplina, o incluso obligara a sus sirvientas a tomar parte en prácticas sadomasoquistas más o menos extremas; de nuevo, ninguna novedad para la nobleza de su tiempo, cuya impunidad y poder legal les permitía tratar a la servidumbre como quisieran.
Fuente: contexto.com.ar
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