Últimas imágenes enviadas por el rover muestran piedras desgastadas por corrientes de agua en la superficie del planeta rojo.
Las imágenes que ha enviado Curiosity permiten un consenso científico: alguna vez hubo gran cantidad de agua fluyendo en el cráter Gale.
El rover de la NASA ha encontrado evidencias de que en el lugar donde descendió alguna vez corrió agua en forma de un riachuelo. Así lo muestran rocas fotografiadas por una de las cámaras de Curiosity, que las muestran talladas y moldeadas por corrientes de agua superficial.
Los científicos a cargo de la misión están estudiando las imágenes de las piedras, cuyos tamaños y formas pueden ofrecer muchas pistas sobre la velocidad y el flujo de la corriente que alguna vez corrió en cierta abundancia en el planeta rojo.
"Por el tamaño de las piedras podemos interpretar que el agua se movía alrededor de un metro por segundo, con una profundidad que a una persona le llegaría al menos hasta los tobillos, y quizás hasta la cadera", dijo William Dietrich, jefe de investigadores de la misión.
Esta es la primera vez que realmente hemos visto piedras que fueron transportadas por agua en la superficie de planeta. Ya no estamos especulando sobre el tamaño de los sedimentos, sino que lo estamos observando directamente", dijo el investigador.
Los investigadores estudiaron las imágenes usando fotografías tomadas en dos afloramientos rocosos situados en la base de la pared del cráter (que tiene más de 5.000 metros de altitud) y llamados Link y Hottah, como homenaje al lago Hottah, situado al nordeste de Canadá.
No se puede precisar cuándo ni por cuánto tiempo estos riachuelos recorrieron la superficie de Marte, pero, según indicó ayer John Grotzinger, del Instituto de Tecnología de California (Caltech), "tienen varios miles de millones de años".
John Grotzinger, otro de los investigadores de la misión dijo que "un arroyo de amplias dimensiones podría ser un entorno habitable (…) Aunque no era la zona por la que más apostábamos para intentar detectar la presencia de material orgánico, demuestra que ya hemos encontrado el primer entorno potencialmente habitable".
Fuente: 24horas.cl
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