El astronauta español cree necesario invertir «unos cientos de millones» para evitar una catástrofe que se puede predecir
El astronauta español Pedro Duque ha dado la voz de alarma. Presidente ejecutivo de la empresa Deimos Imaging, dedicada a la explotación de datos de satélites de observación y al estudio de sistemas de protección de la Tierra de amenazas espaciales, Duque insiste en la necesidad de que las «autoridades espaciales» realicen una prueba de desvío del asteroide Apophis, que pasará cerca de la Tierra en 2029, aunque su aproximación más peligrosa sucederá siete años después. Aunque la probabilidad de impacto contra nuestro planeta es baja (cuatro entre un millón en su visita en 2036), los científicos creen que si ocurre, provocará un inmenso tsunami,infinitamente más grande que el que asoló el Sureste asiático en 2004.
Duque, que ha impartido una charla en el XIX Curso de verano de Derecho y Política del Espacio, que se celebra en la Universidad de Jaén (UJA) y en el que participan 45 estudiantes de diversas universidades europeas y americanas, ha señalado que «es sorprendente» que no se investiguen soluciones ante el posible impacto de ese asteroide, ya que se trata de una terrorífica catástrofe natural que, afortunadamente, se puede predecir. «No comprendo cómo nadie ha puesto unos pocos cientos de millones para hacer una prueba de desvío», ha añadido.Pedro Duque es actualmente presidente ejecutivo de la empresa Deimos Imaging, que en su día, cuando se denominaba Deimos Space, investigaba soluciones para evitar el impacto de Apophis. El proyecto, denominado «Don Quijote», consistía en enviar una sonda a la peligrosa roca en 2015 para desviar su trayectoria. Sin embargo, el plan fue reducido a una misión de exploración -nada de choques- que aún debía contar con el beneplácito económico de la Agencia Europa del Espacio (ESA). Desde julio de 2009, Deimos tiene su propio satélite, el primero español de observación de la Tierra.Duque se encuentra en excedencia de su puesto como astronauta de la Agencia Europea del Espacio, tras participar en los vuelos espaciales STS-95, a bordo del Discovery, en 1998; y Cervantes, a bordo de Soyuz TMA y la Estación Espacial Internacional (ISS), en 2003.
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