Excavaciones en Walbrzych
Maquinaria pesada durante las excavaciones en busca del tren del
oro nazi en Walbrzych, en una fotografía del martes 16 de agosto.
La leyenda del tren del oro nazi ha sido alimentada durante décadas por los lugareños, quienes han afirmado que tres trenes blindados llenos de tesoros desaparecieron bajo la colina del castillo de Ksiaz
Esto es lo que cuenta la leyenda sobre el tren del oro nazi: las fuerzas soviéticas tomaron Varsovia en enero de 1945 y Breslavia, al suroeste de Polonia, vivió un asedio feroz a partir de febrero; losnazis que controlaban Breslavia, ante el inexorable avance del Ejército Rojo, cargaron uno o más trenes con toneladas de lingotes de oro, obras de arte, armas y joyas de los residentes de la ciudad; y, resignados ante una más que posible capitulación, ocultaron los vagones y los tesoros que contenían en algún lugar subterráneo de la Baja Silesia, concretamente en la ciudad minera de Walbrzych, según el folclore.
Los lugareños han alimentado esta leyenda durante décadas al afirmar que tres trenes blindados desaparecieron bajo una colina, donde se erige el castillo de Ksiaz, y nunca más volvieron a aparecer. En 1944, el castillo de Ksiaz formó parte del Proyecto Riese, un proyecto de construcción de la Alemania nazi que incluyó la creación de un complejo subterráneo bajo el castillo para construir una fábrica de armamento, un sistema de búnkeres e incluso se ha hablado de un cuartel general para Hitler, pero la función de estos túneles no está del todo clara.
"La gente ha sufrido demasiado. Walbrzych merece encontrar ese tren del oro. De esta forma, Walbrzych sería famosa y gente de todos los lugares del mundo vendría a ver el tren. El turismo florecería y todos seríamos ricos; este es el sueño de todos", expresa Anna Kreta, una empleada de correos de 60 años de edad, según recoge The New York Times en un artículo publicado ayer. Lo que motivó todo este revuelo, toda esta "búsqueda quijotesca" según el mismo diario, es la supuesta confesión de un individuo en su lecho de muerte. Una hecho muy peliculero que, sin embargo, se ha mantenido en secreto hasta que se filtró a los medios.
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El germen de esta leyenda hay que buscarlo en Tadeusz Slowikowski, "el descubridor del tren del oro" según su hijo, un octogenario polaco que se encontró con toda esta historia por casualidad. "Me enteré de la existencia del túnel después de salvar a un hombre alemán llamado Schulz de ser atacado por dos hombres. Como muestra de gratitud me habló sobre el túnel", explicó Slowikowski al Daily Mail. Este hombre llamado Schulz se enteró a su vez de la historia a través de otro alemán, que trabajaba en los servicios ferroviarios y fue quien hizo la confesión en su lecho de muerte. "Unos pocos alemanes continuaron viviendo en la zona después de la guerra y uno de ellos trabajaba en los ferrocarriles cuando se topó con la entrada del túnel y con dos raíles que continuaban hacia el interior del mismo. El túnel fue tapado poco después", prosigue Slowikowski en el mismo diario. Ambos alemanes sufrieron las represalias de los nazis e incluso Slowikowski, quien hace décadas que emprendió una investigación por su cuenta, también ha sido perseguido. "Cuando empezamos a investigar nos vinieron tres hombres de paisano y nos amenazaron con sus armas, diciéndonos que parásemos. No sé quiénes eran pero tengo mis sospechas", prosigue Slowikowski en el Daily Mail. Envenenaron a su perro y le pincharon el teléfono.
La situación actual es la siguiente: Slowikowski compartió su secreto (sus documentos) con los cazatesoros Piotr Koper y Andreas Richter, un polaco y un alemán, quienes han movilizado a las autoridades polacas a cambio de un 10 por ciento del tesoro como recompensa. Piotr Zuchowski, el viceministro de Cultura polaco, dijo que las imágenes de georradar revelan los contornos de un tren, de unos cien metros de longitud, y que la evidencia le ha convencido "en un 99 por ciento". En cambio, un equipo de científicos polacos que ha explorado el sitio, situado en la línea ferroviaria entre Breslavia y Walbrzych, sostiene que las anomalías geomagnéticas no son lo suficientemente importantes como para tratarse de un tren. Las excavaciones se están desarrollando durante esta semana y, de momento, sólo han aparecido rocas enormes, que requieren de perforadoras para ser demolidas, y restos de porcelana de algunas décadas de antigüedad. "Tendremos que excavar dos o tres metros más de profundidad y, si no encontramos nada, buscaremos en otro sitio", dice Andrzej Gaik, portavoz de los cazatesoros, según el artículo de The New York Times.ç
Imágenes desde el aire donde se realiozaran las escabaciónes
Fuente: nationalgeographic.com.es
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