BBC Two emitirá el próximo martes, 12 de marzo, el documental que ha realizado sobre este programa. El anuncio de este nuevo producto periodístico de la cadena de radiotelevisión pública británica ha sido suficiente para que la prensa internacional dirija una mirada –atónita como mínimo- a la emisión que conduce Ding Yu y que triunfa en las pequeñas pantallas chinas desde hace cinco años
Una de las historias más completas al respecto es la publicada hoy por el Daily Mail. El tabloide británico señala que el atractivo para el telespectador chino de Entrevista antes de la ejecución es que le permite contemplar cual si fuera un “voyeur” a “prisioneros que confiesan sus crímenes y suplican perdón antes de ser conducidos por sus verdugos al patíbulo”.
En ocasiones, las cámaras graban al condenado pronunciando sus últimas palabras, antes de ser conducido frente al pelotón de fusilamiento o la inyección letal.
El programa siempre ha sido altamente recomendado por las autoridades del gobernante Partido Comunista chino como un instrumento de prevención de la delincuencia violenta. Sin embargo, la noticia de que BBC se apresta a emitir su documental sobre Entrevista antes de la ejecución les provoca cierta inquietud. Temen que contribuya a deteriorar su imagen internacional.
China es el país con el mayor número de ejecuciones: unas 2.000 al año. Aunque algunas de esas ejecuciones son por razones políticas, la más de 250 emisiones de Entrevista antes de la ejecución han evitado cuidadosamente abordarlas, optando por centrarse en delitos comunes clásicos: asesinatos motivados por la pasión o el dinero. Uno de los casos que atrajo más audiencia fue el de Bao Rongting, un homosexual condenado por matar a su madre. Sirvió para la propaganda contra la homosexualidad del régimen totalitario chino. En otra ocasión, una mujer llamada Wu Yan Yan contó que había matado a su marido porque le maltrataba.
En el periodismo, la literatura y el cine negros de Estados Unidos, la última entrevista al condenado es todo un clásico. Recordaré aquí una novela en la que esa entrevista final se convierte en una de las claves del suspense: la muy recomendable True crime, de Andrew Klavan (1997). A partir de ella, Clint Eastwood haría dos años después una película homónima. Ya entonces, periodistas como el protagonista de las obras de Klavan y Eastwood eran una especie en vías de extinción.
Pero el buen periodismo seguirá vivo mientras exista, entre otros, la BBC. Así anuncia la cadena británica su trabajo sobreEntrevista antes de la ejecución del próximo martes: “Este documental revela una parte de China habitualmente oculta al mundo”.
Fuente: blogs.elpais.com
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