El español, soberbio, gana ante Roger Federer su sexto Roland Garros e iguala la marca del sueco en París
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La tierra de París es de Rafa Nadal, tan feliz mientras se revuelve y celebra un hito que le equipara a Bjor Borg. Con 25 años y dos días, emula al genio sueco al lograr su sexto Roland Garros, instalado en la exclusividad porque su estilo es único. Fue en una tarde de nubes y claros francesa, una final interrumpida por la lluvia durante un ratito, y con Roger Federer, el enemigo más íntimo, como rival por cuarta vez en la lucha por el título. Como siempre, ganó Nadal por 7-5, 7-6 (3), 5-7, y 6-1 en tres horas y 40 minutos y suma ya diez grandes. Larga vida al rey. [Narración y estadísticas]
0-3 y con 3-5, justo después de que Nadal pidiera atención por problemas en un pie, dispuso de una pelota de set. Quiso ajustar con una dejada que enamoró a la grada, pero se fue por un dedo y a partir de ahí se le nubló la vista. De inmediato, Nadal le recuperó la rotura y acabó llevándose el primer set por 7-5 después de una hora y 2 minutos. Un dedo que cambió la historia de la final.
¡Vamos!
paraguas justo cuando Nadal acababa de desaprovechar una pelota se set con 5-4, a la hora y 54 minutos de partido. Cayó un chaparrón rabioso, pero duró nada, apenas once minutos, suficientes para que Federer se reactivara en el vestuario.
El helvético salvó otra bola de set y resurgió llevándose el pulso al juego decisivo, estupendamente bien jugado por Nadal. Esta vez, su "¡Vamos!" fue más intenso que los rugidos de la central parisina, posicionada claramente a favor de Federer pese a la abundante presencia de banderas españolas.
En el carrusel del tercer set, imprecisos por momentos los dos, Nadal toma aire con 4-2, pero no consolida y da vida al rival. Hay nervios y miradas, puños cerrados y tensión. Tan cerca el español y tan lejos el suizo, a quien le activa el amor propio para ganarse un ratito más en la pista al cerrar el tercer set a su favor. Tenis de salón.
Y pudo aguantar más si no hubiera desaprovechado hasta tres pelotas de break en el primer juego de la última manga, solventada una vez Nadal se esmeró y agotó a su enemigo, rendido tristemente pese a su elegancia. Nadal, otra vez rey en Francia, alcanza el mito de Borg.
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